Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.


Todos nosotros, como ovejas, andábamos errantes; cada cual siguiendo su propio camino. Y el Señor ha hecho recaer sobre él la perversidad de todos nosotros. (Is 53,6)

Breve pausa de reflexión.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria.